28 agosto 2006

Aviraneta o la vida de un conspirador

Hay personajes que nos atraen sin remedio, que casi se convierten en un otro yo. Algo nos encanta en ellos, los investigamos, fantaseamos sobre su persona, daríamos cualquier cosa por haberles conocido. Esto tiene su peligro, claro, porque puede suceder que la realidad nos desencante, que ese hombre no fuera el que habíamos imaginado en un principio.

Es difícil que eso le ocurriera a Baroja con Aviraneta, porque dispone de muy escasos datos sobre ese "hombre de acción" que tanto le hubiera gustado a él ser. Y por eso mismo puede dejar correr la imaginación, como lo hizo en los veintitantos tomos de las "Memorias", y como lo hace también, no cabe duda, en esta biografía. Biografía que tiene todo el sabor de una novela de las suyas. Como en estas, los acontecimientos se suceden a ritmo vertiginoso, sin darnos tiempo a saborearlos. Alguien dijo que de una de las partes de Las inquietudes de Shanti Andía salía material para dos o tres novelas de Conrad. De la presente biografía podríamos decir que salen al menos veintidós novelas, si no fuera porque efectivamente salieron. Y esto me da pie para reflexionar sobre la amplísima materia novelesca que ofrece nuestro siglo XIX, y la pena de haber carecido de un Hollywood para divulgarla por medio del cine.

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