20 octubre 2006

2001: la Odisea continúa


El crítico cinematográfico Raúl Alda aprovechó la ocasión del "año de Kubrick" para ofrecernos un libro que compila todo lo que puede decirse sobre 2001, a space Odissey. La génesis de la obra, la colaboración entre Kubrick y Arthur C. Clarke, el montaje, las posibles interpretaciones de su argumento, las repercusiones en la prensa. La curiosidad del entusiasta queda satisfecha. No obstante, quizá lo que más destaca de todo el libro es la vigorosa personalidad del director: exigente, perfeccionista, con dotes de mando y, sobre todo, con una aguda percepción de su mundo, como se pone de manifiesto en la entrevista concedida a Playboy: "el hombre del siglo XX se encuentra, sin carta que navegar, en un bote desprovisto de timón".

Por lo demás, decir que las muchas y diversas interpretaciones que de la película se han hecho son un indicio, si no una prueba, de su carácter de obra maestra. Una obra apreciada por ateos, católicos y por todo el espectro de creencias, lo cual es una hazaña nada fácil de conseguir. Y quizá lo más acertado sea, en efecto, renunciar a una explicación discursiva y dejarse penetrar por sus imágenes, pues Kubrick quiso hablar a nuestra sensibilidad más que a nuestro intelecto: "si hubiera querido decir eso, lo habría dicho", podría responder el director, como los grandes poetas, a quien trata de proponerle una "explicación".

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