28 octubre 2006

Todo bajo el cielo


Viajar hasta la China para descubrir que acabas de heredar un lote de deudas millonarias no es plato de gusto, sobre todo si eres una pintora española desheredada por progre y con una repelente sobrina a tu cargo. Pero si además tu difunto y olvidado marido era propietario de un objeto que puede desencadenar una guerra civil y otra contra Japón, el bolsillo puede ser el menor de los problemas. Así que a Elvira no le va a quedar más remedio que convertirse en aventurera y partir en busca del perdido mausoleo del primer emperador chino, en años de turbulencia para el país.

La reina del “best-seller culto” nos entretiene con un relato a lo Julio Verne en el que podemos reconocer ingredientes clásicos: el grupo heterogéneo que recorre largas distancias en busca del grial de turno; la serie de enigmas que hay que resolver hasta llegar al objetivo final; y esa mezcla de didactismo y aventura, tan propia del autor de La isla misteriosa. De hecho, Todo bajo el cielo podría definirse como un libro de divulgación sobre la cultura china, envuelto en un ropaje de novela de aventuras. La combinación está hecha con mano hábil. Matilde Asensi narra con oficio, nos muestra el enriquecimiento personal que experimentan las dos mujeres y nos conduce sin grandes baches hasta un final redondo, de los que mandan los cánones. Sólo le hubiéramos agradecido a la narradora que nos ahorrase sus emociones, bastante monocordes y reducidas a “estos chinos eran increíbles”, “en aquel momento la hubiera matado” o “aquello podía acabar con mis nervios”.

Por otro lado, la autora hace gala de una extensa erudición en torno a la sabiduría tradicional china, en contraste, por qué no decirlo, con sus apreciaciones sobre la historia española reciente, que se dirían redactadas por un funcionario de Pekín. Destila también una moralina progresista que, si no llega a estragar, tampoco es para todos los paladares.

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