19 febrero 2007

El más precavido y el más indiferente

--Mi alférez, un proyectil ha dado de lleno en el sótano de la casa número once y aún quedan algunos hombres bajo los escombros.
(...)
En la galería subterránea de aquella casa encontré a un soldado herido y a un cabo, que me contaron lo siguiente. Cuando empezaron a caer sospechosamente cerca los primeros proyectiles, cuatro de los cinco ocupantes del edificio decidieron refugiarse en la galería. El primero bajó enseguida a ella; otro se quedó tumbado tranquilamente en la cama; los otros tres comenzaron a ponerse las botas. Como tantas otras veces en la guerra, quienes salieron mejor librados fueron el más precavido y el más indiferente. El primero no fue herido; al dormilón lo hirió en el muslo un casco de metralla. Los otros tres quedaron destrozados por una granada que atravesó la pared del sótano y reventó en el rincón opuesto al lugar por donde entró.

Ernst Jünger, Tempestades de acero

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