02 mayo 2007

Asesinos sin rostro

¿Supera la nueva novela policíaca a la clásica? Si Henning Mankell es el que más vende y, por tanto (aquí ambas cosas sí suelen coincidir), el de mayor reputación de los nuevos, está claro que la respuesta es no. Ni la supera ni la llega a los talones. Bueno, es mi primera experiencia con Mankell, quizá sea esta una de las malas de su autor. Pero "fue considerada la mejor historia policíaca del año por la Academia sueca de novela negra y la mejor novela criminal por la Academia escandinava de novela negra". Mal asunto enctonces, aunque lo cierto es que ni un año ni una región de Europa dan para muchas genialidades.

Veamos: no es un buen whodunnit, porque los culpables no aparecen merced a la hábil hilazón de las pistas por parte del detective, sino que son recordadas por la memoria prodigiosa de uno de los personajes; se llega al móvil por una rutinaria investigación policial, y es el más vulgar de todos los móviles: dinero; los asesinos no son alguien que estaba presente en la historia desde el principio, sino ¡personajes nuevos! que aparecen al final. Un fraude, desde cualquier punto de vista. ¿Es una buena novela negra? Pues mira, no veo tensión narrativa, la acción brilla por su ausencia (salvo en dos o tres secuencias), no hay buenos retratos de malos malosos (no consigue ni por asomo que palpemos la depravación humana) y los problemas personales del héroe están ahí como pegotes, traídos por los pelos, y te hacen bostezar por su topiquez (o topiquitud). Una mediocridad.

Nota redactada en febrero de 2006.