11 diciembre 2007

A la memoria de José María Valverde,

citado aquí ayer, le tengo un tremendo respeto, más que por su cultura humanística, por su famoso gesto de solidaridad con José Luis López Aranguren. Cuando este fue apartado de su cátedra de Ética por motivos políticos, Valverde, a la sazón catedrático de Estética, le remitió este escueto mensaje:


"Nulla aesthetica sine ethica; ergo, apaga y vámonos".


Y renunció a su vez a la cátedra. Por lo general me resulta más simpático Franco que sus oponentes, pero sé reconocer a un hombre cuando lo veo.

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