18 enero 2008

Dice Manuel Chaves

que llamar ultraderechista al PP no es un insulto.

Por supuesto. Sólo faltaba que en un país democrático y tal y tal las ideologías fueran insultos.

No es un insulto. Es una táctica.

Y una táctica eficaz, no tanto de cara al electorado popular como al propio partido: porque bien sabe el brazo político del GAL que muchos en el PP siguen viendo a la izquierda como la depositaria de la legitimidad democrática, y a ellos mismos como advenedizos que necesitan demostrar periódicamente su despego del franquismo. Cualquier acusación de ultraderecha o similar halla eco en estas almas, que se mostrarán dispuestas a enmendar lo que de extremista pueda haber en su ejecutoria. Los famosos viajes al centro no tienen otro origen.

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