27 mayo 2008

El maestro de la inocencia


Tracy Chevalier pasa por relevante autora de novela histórica, lo que hoy día es un excelente aval para vender libros. Después de éxitos como La joven de la perla o La dama y el unicornio, nos presenta este dickensiano relato con la figura de William Blake como pretexto.

Blake, original poeta y grabador de finales del XVIII y principios del XIX, vivió en el barrio londinense de Lambeth por los años de la Revolución francesa, de la que se proclamó seguidor. Los enfrentamientos ideológicos del momento están ahí como fondo, pero no constituyen el tema principal de la novela. Esta se centra más bien en la peripecia vital de la familia Kellaway, emigrada a Londres desde su suelo natal de Piddletrenthide tras sufrir la pérdida de uno de sus hijos. En Lambeth son acogidos por el señor Astley, dueño de un circo, persona amable y a su modo generosa, pero inflexible en lo que se refiere a su negocio y algo ciego sobre su hijo Philip. Este es un donjuán sin escrúpulos que abusa de la fascinación que sienten las jóvenes por sus proezas a caballo, y causará problemas a Maisie, la hija menor de Thomas Kellaway.

En todo esto, el papel de William Blake resulta bastante desvaído y se limita a ser el hombre sabio y bueno al que admiran los muchachos Kellaway y la amiga de estos, Maggie, adolescente de gran corazón y despierta inteligencia. Se citan algunos de sus poemas al hilo de la curiosidad vital de Jem y de Maggie y se hacen referencias a su trabajo de grabador, vemos también cómo ha de sufrir las intolerancias de los monárquicos ingleses, pero no se profundiza en quien fue la personalidad artística más peculiar de su tiempo en Inglaterra.

El maestro de la inocencia parece tener voluntad de crossover, que es como llaman a los libros que buscan un público amplio, de jóvenes y mayores. Esto lo limita literariamente y lo reduce a un folletín con final (relativamente) feliz, de tono amable aunque sin ocultar el lado negro de la vida, que los personajes saben encarar con fortaleza. En todo caso, nada que lo haga preferible a cualquier título de Dickens.

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