23 julio 2008

No rezamos bastante por los curas.

Y luego nos quejaremos si se parecen a esos escolares que sólo se quedan con el chiste o la anécdota. Uno de mi pueblo tiene la costumbre de soltar un párrafo cuasihomilético "antes de comenzar los sagrados misterios". En el último se refirió a las enseñanzas del Papa en Sidney. Al parecer, Benedicto XVI

-... nos invitó a cuidar el medio ambiente y a acoger bien a los inmigrantes (más o menos).

Si ustedes han seguido los discursos de Benedicto XVI, se habrán admirado, como yo, de su habilidad para partir, como motivación, de temas que suscitan inquietud o polémica en nuestro mundo, para desde ahí tocar la llaga espiritual del asunto. La preocupación por el entorno natural será estéril sin la referencia a Dios creador; la solicitud por la paz y la solidaridad entre los pueblos empieza por el respeto de la vida humana.

Pero hay más, algo difícil de ver desde lo alto de los cielos (...) En el centro de la maravilla de la creación estamos nosotros, vosotros y yo, la familia humana «coronada de gloria y majestad».
... todo esto no se puede comprender prescindiendo de una profunda reflexión sobre la dignidad innata de toda vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, una dignidad otorgada por Dios mismo y, por tanto, inviolable.

(Por cierto, no menos admirable fue cómo, tras una catequesis eruditísima sobre el Espíritu Santo, acabó concretando:

... Inspirados por las intuiciones de san Agustín, haced que el amor unificador sea vuestra medida, el amor duradero vuestro desafío y el amor que se entrega vuestra misión.)

"Nos invitó a cuidar el medio ambiente"... Hala, hala, a rezar por los curas, más que a paso.

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