10 septiembre 2008

Hablando con alguien sobre "El niño con el pijama de rayas",


saqué a relucir la frase aquella de que “con buenos sentimientos no se hace literatura”. No sé quién lo dijo. Según mi interlocutor fue Francisco Umbral, pero no estoy seguro. En todo caso, hace poco, para mi sorpresa, me he topado con una formulación aún más cruda de la misma idea, a cargo de Flannery O´Connor. “Un corazón de oro es un estorbo para la creación literaria”, dice la narradora de Georgia. He aquí el párrafo completo:

Me gustaría que, en el futuro, los católicos tuviesen una literatura propia. Quiero que tengan una literatura que sea innegablemente suya, pero que nuestros demás compatriotas puedan comprender y apreciar. Una literatura para nosotros solos es una contradicción en los términos. ¿Y por qué no llamamos simplemente cristiana a esta literatura?, me preguntaréis. Pues porque, desgraciadamente, este término ha dejado de ser fiable. Ha terminado designando a cualquiera que tenga un corazón de oro. Y un corazón de oro es un estorbo para la creación literaria.

(“El novelista católico en el sur protestante”, en Misterio y maneras).

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