26 enero 2009

Respóndeme


Cuando uno sabe todo lo que tiene que decir, desde el punto de vista ideológico, Susanna Tamaro, faltaba por saber qué tiene que decir desde el punto de vista novelístico. Y ha salido más airosa de lo que me temía. No quiero decir que Donde el corazón te lleve y Anima mundi sean obras fallidas literariamente; sólo que son novelas de ideas. Los relatos que integran Respóndeme tienen más elemento anecdótico, hasta el punto de que Tamaro está preparando una versión cinematográfica de "El infierno no existe". Lo ideológico, con todo, no deja de deslizarse, con más descaro a medida que avanzamos en el tríptico. Empleo aquí el término ideológico en su sentido más amplio, por supuesto.

Pero las dudas se han disipado: estamos ante una novelista competente. Y de gran fuerza. Se diría que ha querido disipar los prejuicios (o pos-juicios más o menos infudados) sobre su sentimentalismo, y nos ha entregado un cuadro de horror sin concesiones. Si no conociera uno a la autora, quizá habría abandonado la lectura. Se excede un poco, de hecho, con la figura de ese párroco idiota, en "Respóndeme". Pero, sabiendo cómo va a terminar, uno disfruta con esa pintura del odio y de la crueldad que no es sino el universo tenebroso que hace que resalte aún más la luz, la luz del bien, de Dios, como hace notar uno de los personajes. Ahí, en los finales, tal vez se deje llevar demasiado por lo discursivo. Pero, en fin, yo tampoco habría sabido resolverlos de otra manera.

Nota redactada en septiembre del 2002

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