12 enero 2009

Una mirada a Europa


Cuando escribo esta nota, conmemoramos el décimo aniversrio de la caída del muro de Berlín. El cardenal Ratzinger dio a la estampa Una mirada a Europa con ocasión de este y de los hechos concomitantes: el derrumbamiento de los regímenes comunistas en la Europa del Este y la crisis de la Unión Soviética.. Como dice en su prólogo, no podía un príncipe de la Iglesia, a mayor abundamiento prefecto de la Congregación para la doctrina de la Fe, dejar de dar una interpretación de estos hechos y de hacer votos por que el futuro (el incierto futuro) fuera encauzado hacia el bien de la propia Europa y del hombre en general. Este es el propósito del libro.

Los diez años transcurridos confirman la apreciación del prefecto, según la cual no era suficiente la caída del marxismo para edificar una Europa acorde con los deseos de los hombres de buena voluntad: si al marxismo sucedía el nihilismo, mala cosa. Y no parece que los nuevos gobernantes de estos países tengan grandes ideas en la cabeza, una vez apartados Lech Valesa y Vaclav Havel de la política activa. Individuos como Yeltsin o Zhirinovski, o antiguos comunistas como Schevarnadze no parecen los hombres capaces de reconducir a Europa del Este por esos cauces cristianos que, como apunta Ratzinger, son hoy por hoy los únicos garantes de un derecho y una justicia fundados en sólidos pilares. Cabe, sin embargo, confiar en ese Espíritu que hizo posible el cambio.

Nota redactada en noviembre de 1999