16 febrero 2009

Quiero oír el rasgado de americanas

de los que censuraron y represaliaron a Montse Nebrera.

Era un señor tan pobre, tan pobre, que no tenía ni un espejo en donde mirarse la tripa. Nunca se había visto él mismo, y a los cuarenta y cinco años aún no sabía cómo era ni lo que era. De pequeño se creía que era un toro de Andalucía y hablaba siempre en andaluz, como hablan los bravos toros andaluces... En ese andaluz tan ordinario que sólo saben hablar los toros y los hijastros de los picadores...
-Mardita zea tu marezita de tu arma, niño -decía, escupiendo vaho flamenco por las narices.

Miguel Mihura, Cuentos para perros


Esto para que lo censuren en los planes de estudios de las comunidades en las que gobiernan, si quieren.