30 mayo 2009

Ojos que no leen

El doctor Haskell introdujo el fórceps y agarró las piernas del bebé, tirando hacia abajo. Una vez hecho eso, sacó el cuerpo y los brazos del bebé hacia fuera, todo menos la cabeza. El doctor dejó la cabeza dentro del útero. Los deditos del bebé se abrían y cerraban, mientras agitaba los pies. Entonces el doctor clavó las tijeras en la nuca del niño, momento en que los brazos del bebé se estremecieron, como una reacción de miedo, como lo que hacen los bebés cuando creen que van a caerse. El doctor abrió entonces las tijeras, introdujo un tubo de aspiración en la apertura y succionó el cerebro del bebé. El cuerpo del bebé quedó inerte. Después cortó el cordón umbilical y extrajo la placenta y arrojó al bebé en una bandeja, junto con la placenta y los instrumentos que había utilizado.


Tal vez cuando lo publiquen en el National Geographic despierten las conciencias que suelen clamar contra las matanzas de focas o las corridas de toros. Al fin y al cabo, se trata de seres vivos. Es la mera descripción de un "aborto por nacimiento parcial", penalizado en los Estados Unidos gracias a este testimonio, lo que no impide que se realicen al amparo de la ley otros abortos no menos bárbaros, como puede ver en Youtube cualquier ojo mayor de edad (a los 16 años no se pueden ver estas cosas, oh, faltaría más.)

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