24 mayo 2010

Toros, chapuceros, malditos.

Es normal que proliferen los antitaurinos. Cuanto más bovinos nos hacemos, más compadecemos a los toros. Al fin y al cabo, la ética lennoniana que predomina en las últimas generaciones se parece mucho a lo que sería la vida de los toros de lidia sin el toreo: pacer, yacer, makin´love... y desaparecer, al fin, de la faz de la tierra como especie. El antitaurino no considera que la razón de existir del toro de lidia es la lidia. Pero es que tampoco considera cuál es la suya, claro.

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Han empapelado a Javier Krahe por hacer una gracieta con un crucifijo (los detalles, en HO). No me parece mal, ya que los musulmanes montan su pollo correspondiente a poco que les metan el dedo en el ojo. Pero, ¡qué horas más bajas está viviendo el malditismo! "A los tres días sale solo": qué penuria creativa, pardiez. Tiene suerte de que hay cuatro que se cabrean. Si no, estaría muerto de asco a estas horas.

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Por cierto que los malditos históricos acabaron encontrando a Jesucristo, aunque lo buscaran por vías tortuosas. Baudelaire pidió los sacramentos con toda lucidez y el cura que atendió a Rimbaud en sus últimos momentos dijo que "nunca había encontrado un cristiano tan auténtico". Cristo no hace acepción de artistas, por suerte para Krahe. Pero no sé qué perdonará más fácilmente, si la blasfemia o la chapuza.

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