15 noviembre 2010

Ética de la procreación


Martin Rhonheimer, más que alemán, diríase británico por la flema que se gasta. Porque rebatir sin una sola burla y sin palabras mayores a gente como Peter Singer, el tío de los derechos de los monos, requiere cuajo. Pero sí, es alemán en su empleo de la razón pura. Coge las afirmaciones de este y de otros prescindiendo del juicio que nos puedan merecer al común de los mortales y las desguaza con paciencia, paso a paso, adelantándose a posibles objeciones, para rebatirlas limpia e impecablemente. Lo cual le lleva, también, a arrinconar argumentos que no sirven por más que favorezcan nuestra causa, por así decir, o que conlleven un juicio de intenciones. No hablo solo de la naturalidad de la continencia periódica frente a la artificialidad de la píldora, que es algo que se desecha ya de partida, sino, por ejemplo, de aducir supuestos egoísmos en la conducta anticonceptiva. En realidad, Rhonheimer trata a sus oponentes como a unos benditos con los que no acaba de estar de acuerdo por una simple cuestión de lógica. Lo cual, claro, le confiere credibilidad y nos admira a los ibéricos que sacamos la maza a poco que nos busquen.

Nota redactada en abril del 2008

Otras referencias a esta obra aquí y aquí.


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