19 febrero 2011

El hombre y el loro


Sólo desde su asumida condición de fábula, más bien paródica, se puede dar un pase al crudo moralismo de este relato. Pero tanto eso, la moraleja, como sus excesos (un loro que piensa, una operación de cambio de alma, unos muertos y unos fetos que van a votar) entra de lleno en lo caricaturesco. Es un relato Codorniz style, con la impronta de Gómez de la Serna y de Mihura. Su autor usa y abusa de la greguería, sin el genio de Ramón y sin comparación posible, tampoco, con los golpes de humor de Mihura. Pero es una obra que muestra hasta qué punto, poco reflejado en los manuales, este modo de hacer literatura, tan español, fue productivo.

Por otro lado, tampoco es una obra de pura burla. Más bien entre bromas y veras. El loro, ese loro con el que Manuel Bonhome intercambia su alma para lograr el éxito en la vida y en el amor, es el demagogo, el intelectual huero y el famoso (del famoseo), tres especímenes tan tristemente actuales como en el 1951 en que apareció la novela. La LOGSE, sin ir más lejos, es de cabo a rabo la obra de un loro, en el sentido dibujado aquí.

Nota redactada en febrero del 2010

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