08 abril 2011

2001 Odisea del espacio, revisitada


Y lo que son los tiempos: el vértigo espaciotemporal del astronauta Dave, volando de Júpiter al infinito, me pareció en su día el non plus ultra de la fantasía audiovisual, de modo que el resto de la película quedaba como un relleno. Hoy, saturados todos de este tipo de espectáculos, no me ha entusiasmado más que unos fondos de pantalla de ordenador.

En cambio, me ha gustado el suspense que Kubrick sabe imprimir a una trama tan metafísica, he disfrutado como una tonta con el ballet de las naves espaciales, casi lloro con la muerte de HAL y, por supuesto, no pierden su magia el mono y su tranca pegando el salto evolutivo a los compases de Zaratustra. Y siempre pienso en lo que dice Clarke como conclusión del prólogo de la novela: "la realidad, como siempre, será mucho más extraordinaria". Aunque quizá no tan espectacular.

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