06 junio 2011

Defensa de la Hispanidad


Estos cinco artículos compendian la ideología que todos los españoles mayores de cuarenta y cinco años hemos aprendido de pequeños en el colegio. Por eso no me extraña que no me digan nada nuevo y más bien me produzcan bostezos, dado que, además, poco de ello es aprovechable para las circunstancias actuales. El apostolado católico ya no es una misión colectiva de ninguna nación ni podemos pretender que uno es tanto más español cuanto más se ajuste a un patrón preconcebido, por más que tenga un buen fundamento en la historia.

De hecho, tengo que acudir al proemio de mi bienamado don Federico Suárez para admitir por fe la valía intelectual de Ramiro de Maeztu, y no considerarlo "un invento del franquismo", como hace el impresentable posturitas (así lo llamó un tipo con el que coincidí en la librería) Andrés Trapiello. Si es cierto lo que dice don Federico, el posturitas se tiró de la moto y se estrelló: al parecer, Maeztu gozó de un gran prestigio en la Inglaterra del primer tercio de siglo, hasta el punto de ser llamado maestro por H. G. Wells. Habrá que echar mano de La crisis del humanismo. En Defensa de la Hispanidad sólo alcanzo a ver erudición, pero no genio.

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