29 junio 2011

Homoescéptico


No está mal como alternativa a ese otro palabro, el de homofobia, ya incluido en el Diccionario por la Academia más calzonazos de todos los tiempos. Está tan pésimamante formada como esta, pero, si es inevitable expresarnos así, lo de homoescéptico define mejor al que no odia ni teme a los homosexuales pero no aprueba su conducta; caso de la inmensa mayoría de la humanidad, por cierto, aunque lo esconda por respeto humano.

El término lo propone Peter Saunders en un buen artículo, que señala además los orígenes de la voz homofobia, algo diferentes de la acepción actual. Pero ni una ni otra definen mi homofobia particular, que se concreta a ese profundo asco, lindante con el repeluzno, que me produce contemplar las "muestras públicas de afecto homosexual": que es justamente lo que la alcaldesa de Lima se propone hacer tolerar en los colegios, vaya, hombre. Imagino que no hay otras prioridades en ese consistorio.

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