"¡Qué asqueroso es todo esto! -pensó, mirando alrededor-. ¡Pero mi ángel descendió a esta ciénaga y la santificó con su presencia!"
Lo dice Oblomov refiriéndose a sus propiedades y a su amada Olga. Pero un místico no se habría expresado de modo muy diferente refiriéndose a su alma y a Dios.
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