08 febrero 2012

Falsificadores


En Grandes esperanzas, Pip se refiere con agudeza a una experiencia común, pero rara vez admitida.

Todos los falsificadores de la tierra no son nada comparados con los que cometen falsificaciones consigo mismos, y con tales falsedades logré engañarme. Es muy curioso que yo pudiera tomar sin darme cuenta media corona falsa que me diese cualquier persona, pero sí resultaba extraordinario que, conociendo la ilegitimidad de las mismas monedas que yo fabricaba, las aceptase, sin embargo, como buenas. Cualquier desconocido amable, con pretexto de doblar mejor mis billetes de banco, podría escamoteármelos y darme, en cambio, papeles en blanco; pero, ¿qué era eso comparado conmigo mismo, cuando doblaba mis propios papeles en blanco y me los hacía pasar ante mis propios ojos como si fuesen billetes legítimos?

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