27 septiembre 2012

Ronald Knox


Monseñor Ronald A. Knox es testimonio de la catolicidad de la Iglesia: pocas personalidades tan inglesas podemos encontrar, para lo bueno más que para lo malo, como este gran latinista, etoniano y oxoniense como el que más, de exquisitos modales, fino humor, amante de las tradiciones, humanista hasta la médula y con alguna que otra manía. No fue convencido para entrar en la Iglesia católica por el ejemplo personal de amigos o maestros, sino por un sincero impulso de búsqueda de la verdad. Como es normal, su ruptura con el anglicanismo resultó empañada por el dolor que infligió a su padre, obispo anglicano. Para Knox, como para tantos conversos, el precepto de amar a Cristo más que a su padre y a su madre revistió caracteres heroicos. Pero a lo que iba: con Knox queda claro que el catolicismo no es algo vinculado a la sensibilidad mediterránea. Es un denominador común sobre el que se puede asentar el más british de los numeradores.

Evelyn Waugh ha hecho un buen trabajo con su biografía, pero personalmente hubiera preferido que se explayase más hablando de los gustos literarios de Knox, de su pensamiento, un cierto análisis de su obra... Sobre todo teniendo en cuenta que aquí no tenemos la suerte de contar con traducciones de algunas de las obras que más se celebran, como Some loose stones o Let dons delight, y nos conformamos con algunas de sus charlas, aunque no es poco, y en eso hay que estarles agradecido a las editoriales Rialp y Palabra.

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