16 mayo 2013

Un lugar en la historia


René Albères interpreta la alineación marxista de muchos escritores en el siglo XX.

Ni la materia ni el pensamiento habían representado una certidumbre mientras no se les supo ver en movimiento. Animándoles, el marxismo les devuelve cohesión y verdad. Y a través del proceso dialéctico aparece así la realidad: "La naturaleza existe independientemente de toda filosofía". El hombre puede entoncces apoyarse en un punto fijo, el universo deja de ser absurdo, el pensamiento vacío, la materia fugitiva. Si la verdad parece disolverse para el entendimiento es que está en movimiento, es que se desarrolla y vive su historia. Y el hombre tiene su lugar en esa historia y se siente tranquilizado al saber por fin dónde está, y tenso al saber que entra en un drama en el que tiene que desempeñar un papel.

Esto era como devolver un sentido a la vida al darle un lugar a cada hombre y a cada idea. El individuo, perdido en el universo, volvía a encontrar una tarea y una misión. No sólo en cierta construcción del espíritu, sino en una creación continua en que los problemas se convertían en problemas de acción más que de pensamiento.

(Panorama de las literaturas europeas)

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