22 enero 2014

Apaciguar al niño

Que nadie se engañe: el PP no tiene el menor deseo de sacar adelante su proyecto de ley de defensa del no nacido y por tanto de tumbar la actual ley del aborto. Todas las disidencias surgidas en su propio seno le han venido al ministro y a la dirección del partido como agua de mayo y no hace falta ser un conspiranoico para pensar que estaban preparadas de antemano, para crear ambiente de falta de oportunidad. Tal cúmulo de disidencias, encima de personas consideradas normales y sin historial proabortista, es sencillamente insólito en unas instituciones tan disciplinadas como los partidos políticos.

¿Por qué se ha metido el PP en ese lío?, preguntaba, con auténtica perplejidad, Carlos Herrera (hay que llamarlos por su nombre y no por el oficio, "decía un locutor de radio" y tal). Sí, ¿para qué meterse en líos? Qué importan las vidas de los que no se manifiestan? Con lo que tienes encima, e ir a preocuparte por unos seres humanos que no corean ripios estúpidos ni queman contenedores, y mucho menos reclaman soberanías.

Pues hombre, yo te lo digo: hay que cuidar todos los frentes. Convenía dar un caramelo a esos pejigueras de Atapuerca que paren monstruos y adoptan chinitos. No es rentable exasperar a gente que tiene la costumbre de utilizar todos los recursos legales para hacerse oír y que suelen votar PP. Ahora, una cosa es una cosa y otra muy distinta jugarse el prestigio de partido moderno y progresista que tanto nos está costando afianzar.

Así nos consideran, señores: unas almas cándidas a las que es fácil apaciguar con un caramelito. Así el niño se calla por un momento y mañana ya se verá.

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