12 mayo 2014

Viciada de qué

Señora se encuentra en la calle al violador de su hija. Violador se cachondea. Señora compra gasolina y pega fuego a violador. Señora a la cárcel. Comentario de columnista: nuestra sociedad está "viciada de machismo".

Desde que denunciar el permisivismo te convierte en sospechoso de simpatizar con la Brigada político-social, parece que uno está obligado a utilizar este lenguaje idiota que no explica nada. Machismo. Hay que jorobarse.

Por qué no decir que el violador es uno más entre los beneficiados por esa desorientación ante el bien y el mal que es de lo que realmente está viciada nuestra sociedad. Legisladores y jueces no se creen su papel, y si no hay más violadores achicharrados es porque el estado permisivo pone más cuidado en reprimir al que se toma la justicia por su mano que al propio delincuente.

Por qué no decir también que, cuando se enseña que el sexo es una necesidad, equiparable a la comida o la bebida (y más publicitada, si cabe), no puede extrañar que haya quien se aplique el principio de que nadie tiene derecho a negarle el pan a un necesitado. No hay más violaciones porque las mujeres se lo han creído y se han vuelto complacientes en extremo. En el fondo, el violador es un tímido que no se atreve a pedir por Dios (es un decir) lo que le sería dado sin demasiado esfuerzo. Y aquí sí que concedo lo del machismo, pero de él son víctimas tanto las novias del momento (los casos de depresión en las chicas triplican los de los chicos) como las violadas. El permisivismo sexual está diseñado a la medida del egoísmo masculino.


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