12 agosto 2014

Asociados al Novio



He aquí otro de mis párrafos favoritos de Nicolae Steinhardt.

En esta segunda celda sucede, me parece, algo similar a lo que debió de acontecer en el camino hacia Emaús. El Salvador ya no está entre los suyos, el novio se ha ido. Pero es conveniente que empieces, tú, hombre, a generar fidelidad y un nuevo tipo de felicidad, más en sordina, y que aprehendas la realidad de la presencia del Redentor en los lugares más inesperados y más áridos; en ti mismo. Tienes que dar más de ti mismo, ya no eres un simple espectador, un invitado a la boda, sino un participante con los mismos derechos, asociado, creador autónomo de felicidad. Tienes que demostrar algo muy difícil, que no sólo el comienzo --la boda-- es puro, sino que la vida cotidiana puede llevarse a un nivel aceptable de nobleza y dignidad relativas. No es igual que el comienzo: y nos duele. Pero precisamente en esto consiste la diferencia entre la infancia y la madurez: el dolor reconocido y soportado, la aceptación de la inevitable diferencia de nivel entre la pureza de la boda y de la fiesta y la impureza de los días de diario y del transcurrir de los años.

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