06 septiembre 2015

Pan, educación, libertad


La primera novela que leo de Petros Márkaris es casi más interesante por lo que nos cuenta de la Grecia actual que por el caso policial en sí. Este tiene su gracia, pero es inseparable de las reflexiones sobre la historia política griega. Por otra parte, el estilo de Márkaris es tirando a mediocre, con mucho "se echó a reír" y cosas así, que me recuerdan los libros de los Hollister.

Desde luego, la historia griega reciente se parece mucho a la de España, a juzgar por lo que se deduce de aquí. La trama se sitúa en un futuro próximo en que el país ha vuelto al dracma, así como Italia y España han vuelto a sus monedas nacionales, abandonando el euro. Hay conflictos sociales a causa de los inmigrantes y diferencias generacionales muy acusadas, pues los mayores están de acuerdo en seguir en la órbita europea mientras que los jóvenes apuestan por desmarcarse de ella. Y hay tres muertes que se producen con una diferencia de días pero unidas por las circunstancias. Las víctimas pertenecen a la generación que hizo la transición desde el régimen de los coroneles y que se instaló luego en un cómodo clientelismo donde los certificados de convicciones progresistas sustituyeron a los de buena conducta, como dice sarcásticamente un personaje. Los asesinatos, cada uno rubricado por una de las palabras del título, se inscriben en el ambiente de rechazo que esa "generación de la Politécnica" ha acabado produciendo entre las siguientes.

Lo cual me hace pensar en los buenos motivos que tiene la izquierda española para no dejar de agitar el espantajo de Franco. Afortunadamente para ellos, las jóvenes generaciones españolas entran con facilidad a ese trapo y no tienen ni idea de quienes fueron Felipe González, Roldán, Juan Guerra o Mariano Rubio.

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