15 enero 2017

Cuentos completos (Flannery O´Connor)


Decía Miguel Delibes que la novela no debía tener como fin entretener, sino inquietar. En ese sentido, los relatos de Flannery O´Connor son ejemplares. Inquietan en más de un sentido, ya que no solo nos dibujan unos seres humanos realmente monstruosos, muy cercanos al auténtico rostro del pecado, que solo Dios puede ver en su esencialidad, sino que nos dejan siempre con la duda ante el sentido del propio relato. Y esto lo digo como un dardo lanzado contra mí mismo, confesando mi impotencia como lector ante una artista que adivino muy superior a mis fuerzas.

Por suerte cuento con los artículos que nos enlaza Ángel Ruiz Pérez en su blog sobre la autora, que, aunque en inglés, lengua que comprendo a muy bajo nivel, me permiten aclararme un poco, como me sucede con esas películas de autor en que tras leer los comentarios me digo: "ah, claro, era eso". Y lo que más me sorprende es cómo todos estos exegetas encuentran el papel de la gracia divina, nada menos, en los relatos de la O´Connor. Bien es cierto que ella misma se ha encargado de revelárnoslo, en cartas y artículos. Pero yo, salvo en alguno como "Revelación", ni flores. Es cierto que se aprecia en la mayoría un algo que sucede en determinado momento y que parece influir en el protagonista. Veo que algo le sucede a Parker cuando ve arder su tractor, pero no imagino que a partir de ahí se le revela el valor de la encarnación de Dios que él buscaba a ciegas en sus tatuajes, y mucho menos me imagino cómo puede influir esa gracia en su conducta posterior, posterior al final del cuento, quiero decir. Final que, al menos aparentemente, es, como en muchos otros, de una tremenda desolación. En fin, una lección de humildad. 

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