30 septiembre 2017

Esperando a Godot

No lo he leído: lo he visto en una versión que hizo TVE en 1978, año en que todavía emitía teatro. Al fin y al cabo, el teatro es para verlo, y las nuevas tecnologías te dan esta posibilidad.


Si lo que quería transmitir Beckett era hastío y desesperación, conmigo lo ha conseguido. Afortunadamente, el ser humano no es así. Alguien me explicó que la obra trata de una espera sin esperanza, y este juego de palabras es posible en español, pero no en el original francés, donde la espera es attendre y la esperanza es espèrer. Así que no sé si fue esa la intención del autor. Estos personajes están más alienados que desesperados, aunque al final intenten el suicidio. Bloqueados en la espera de alguien que no se define (y que no es Dios, no solo porque el autor dijera que no lo es, sino porque a Dios se le menciona como tal sin relación con Godot), son insensibles ante la injusticia y la crueldad, representadas por el tipo que pasa por allí llevando a otro atado a una cuerda y totalmente sometido a sus caprichos. Su situación es patética, realmente, y pide del espectador un aguante fenomenal. Menos mal que los dos actores son buenos. En otras manos esto sería insoportable.